AQUELLOS CAMINOS

El aroma de los pinos traen a mi memoria el vago recuerdo de una historia tormentosa, no se en que momento tomè fuerzas para romper con las cadenas que me ataban a su mundo, aun puedo respirar el aroma de su piel, a que negarlo, aun conservo la camisa que un dìa me regalò. Mi atrevimiento de deshacerme de ella ha quedado lejos, tal vez es porque ya no me duele su recuerdo.

Es corto el tiempo, sè que podría pasar toda una vida y no me alcanzaría para olvidar ese trecho de mi camino que se viò de repente suspendido. Sin embargo conforme voy avanzando cierro mis ojos y retomo aire…respiro…
observo que no ha cambiado mucho mi pueblo desde la ultima vez que mis pies pisaron sus calles.

Aroma a café…a olor de lluvia frescas tardes de nostalgias…¡Como recuerdo ese amor!
Solamente un instante se detienen mis pasos, ya no quiero encontrarle, no me gustaría pasear por la plaza del pueblo y verle ahí, recargado a la ventana y perdiéndose su mirada a lo lejos.

Asi le recuerdo, de aquel inmenso amor ya no quedan suspiros, ya no brotan las làgrimas al nombrarle, ya no surge desesperadamente el aleteo de mariposas al evocarlo, aquel amor sepultò uno a uno los besos nacidos de mi boca a su boca.
Palabras vacías…triangulo de amor que destruyò una vida…caricias huecas de un amor fingido.

y aùn respiro Aroma a los pinos que me reciben silenciosamente por las veredas…aquellas veredas por donde van mis huellas.


Alma Cervantes
MARZO 2011