miércoles, 7 de abril de 2010

MEMORIAS



Me había perdido en tu mundo, hasta dejar de ser yo, mujer con ojos de luna, mujer con rostro de nieve, para perderme en tu mundo, hundiendo mis manos en ese vértice que forma tu pensamiento.
No se cuantas palabras enmudecieron y cuantas voces se quedaron a ciegas, no sabría decirlo, solo me di cuenta que había dejado de ser yo misma para transformar una sonrisa por mueca de olvido.
Esa inspiración que me había acompañado desde niña se fue vagando por senderos incógnitos hasta abandonarme en un abismo de hastío. Ya mi pluma no temblaba al escribir porque ya las letras no nacian de mi alma.

Fue una noche pesada y negra cuando te comiste mi vida, no se como tendras que regresarla porque no te pertenece, has hurtado la mágica esencia de mujer, una mujer común como cualquiera, capaz de atravesar desiertos y de cruzar los mares escribiendo mil palabras, quizás una mujer que lo dió todo sin esperanza de migajas pordioseras…una mujer entre todas las edades, que no pidió quererte, que no aspiró a ser tuya, simplemente trató de tocar el cielo sin saber que el mismo cielo se convertiría en sinónimo de infierno.

Cuando niña soñaba con ponerme zapatos de tacon y recorrer las calles con mi vestido nuevo, quería ser grande…soñaba con pintar mis labios de primavera y llenar mi vida de colores…solo quería…

Ni tan solo existías en esos anhelos y en mis tardes invadidas de recuerdos, ni siquiera tu nombre dibujaba en la arena de mis playas desiertas. Eran mis sueños de algodón, mis caricias dispuestas a atravesar fronteras y a dejar mi huella, mi amor por mis letras, herencia bendita de casas de adobe, de cama de palma…perdidas entre la serranía.

Y yo quería ser grande…sin comprender en esa inocencia que ser grande eran lágrimas amargas, era beber engaños y saborear envidias…era beber tu amor y a la vez tu olvido.

Alma Cervantes